Pero supongo que queréis saber de las aventuras por la costa oeste, y tendréis un relato, pero en modo ultra resumen, porque necesitaría una entrada por sitio que visitamos, y os aseguro que no fueron pocos.
San Francisco es una de las ciudades más increíbles del mundo. Lo tiene todo: historia, parques, playas, embarcadero, símbolos mundiales, etc. Llegué el viernes por la noche, y el sábado llovía, pero poco nos importó. No era plan de arruinar un día por unas gotas de agua, que somos de Galicia; estamos acostumbrados a convivir con la lluvia. Hemos estado allí hasta el lunes, lo que nos ha dejado tiempo a visitar sitios como: el Golden Gate (también conocido en España como el puente del anuncio de Mapfre), las casas victorianas, los tan famosos tranvías de San Francisco, las calles mundialmente conocidas de Lombard Street o Hights & Ashbury, Chinatown, Fisherman's Wharf, vistas de Alcatraz, Embarcadero, Sausalito, Golden Gate Park y cincuenta sitios más que nunca pensé tener la oportunidad de visitar. Me gustaría explicaros punto por punto, sitio por sitio, situación por situación cada tienda, monumento, plaza, parque o playa que visitamos, pero esto se convertiría en una tercera parte de "Los Pilares de la Tierra", y no creo que os apetezca mucho eso. Mejor os voy dejando fotos, que ya se dice que una foto vale más de mil palabras.
Nuestro último fast step ha sido en Las Vegas (la única civilización que te encuentras su cruzas Nevada en coche). Es como todos ya sabréis, un escenario que recoge réplicas de los tesoros mundiales. Teníamos la Torre Eiffel en una calle, y el la de enfrente la Estatua de la Libertad, las góndolas venecianas, el puente de Brooklyn o una réplica actualizada del palacio del César convertido en hotel.
Como no podían faltar, aquí tienes el símbolo de Las Vegas: las millones de capillas "Elvis" (como las he denominado yo) para casarse en un plis plás. Lo mejor fue en el avión de ida a San Francisco hacíamos escala en Las Vegas, y justo antes de que las puertas se cerrasen aparecen un chico y una chica corriendo ambos con trajes de boda y dos pequeñas mochilas. Después se pusieron a contarnos "su historia" y la hora y media de avión se nos pasó volando entre risas colectivas.
Te pongo en situación: calle peatonal, la banda de rock tocando, calle iluminada con esas luces de neón tan características. Se acaba la canción, las luces se apagan y todas las cabezas apuntan al techo donde están pasando una especie de créditos de película. Se presenta al artista de esa noche: Bon Jovi. Lo primero que se escucha es: "This ain't a song for the broken hearted..." y no se necesita nada más para que cada una de las personas que abarrotaban la calle comenzaran con los coros de la tan clásica "It's my life". Seguida por otras imprescindibles como "Livin' on a prayer", "Always", y más recientes como "We weren't born to follow" , todo acompañado por una "película" en el techo del edificio sobre su vida. Fue simplemente impresionante como la gente se vino arriba, el ambiente, todo. De esas cosas qeu se quedan grabadas en la memoria.
El sábado lo pasamos rondando Utah, y el domingo mi padre se volvió de vuelta a España y yo me pegué una siesta de campeonato después de tanto ajetreo.
Bueno campeón, si has llegado hasta aquí leyendo felicidades, y no te preocupes que ya queda poco.
Pero no puedo irme sin recordar a un par de personas:
Mamá, Anita, Pablo, Dani, os hemos echado de menos. Ha sido de los pocos viajes que no hemos hecho todos juntos. Y bueno, en temas de viajes; Luchi, Carlos padre y Carlos hijo, a vosotros también se os ha echado en falta en esto de viajes por carretera. Que me preguntan muchas veces como son los viajes que hago con mi familia y siempre digo que en la mayoría de los viajes, en "mi familia" somos nueve, no simplemente seis.
Y lo último ya, es también lo que da sentido al título de la entrada. No sé muy bien que decir aquí, todo sería más fácil estando ahí supongo. Mandar un abrazo enorme a Aurora, a Suso, a Asunción, a Manuel, a Manolo, y en general a todos los que hace ahora poco más de un año lloraron por una gran pérdida. Una muy especial, ya que no todo el mundo consigue hacer tiritar de frío los sueños y la ilusión. A veces no hay un porqué para las cosas que pasan, sean justas o injustas, pasan y punto.Y lo que queda es simplemente aprender a vivir con ello, aprender día a día a sobreponerte y mirar para delante, porque tenemos esa oportunidad.
Un beso,
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